EL GESTO MUSICAL
Es el conjunto de movimientos y posturas que realiza un músico durante su interpretación o el ensayo de una pieza musical. Se circunscribe a las posiciones articulares realizadas gracias al sistema músculo-esquelético. Pero se amplia a toda su relación con el entorno (leer la partitura, comunicación con compañeros o director o atenciones auditivas para captar entradas).
Qué interviene en un gesto musical:
Sistema Nervioso central.
Músculo-tendinoso.
Osteo-articular.
Auditivo.
Visual.
Todo en función de la expresividad artística.
Dependiendo del instrumento utilizado, unos grupos musculares se solicitan más que otros, aunque hay algunos específicos cuya demanda esta presente en la mayoría de gestos musicales.
Es el caso de la musculatura propia de la mano, el cuello o el hombro.
La labor del fisioterapeuta se continuaría con el análisis de la postura junto con el instrumento, para determinar si es este el responsable de la alteración postural. Asímismo, de la correcta sujeción, apoyo y empleo del instrumento para determinar posible sobreuso muscular.
CÓMO SE LESIONA UN MÚSICO.
El sistema nervioso no entiende de músculos. En el cerebro no hay áreas para cada musculo, más bien se organiza en movimientos. La magia del cuerpo es que siempre proporciona más de una solución a cualquier propuesta de movimiento. Siempre hay una forma óptima de hacer cualquier movimiento, la más económica, equilibrada, cómoda y eficaz. También otras varias que pueden ser efectivas, dependiendo del grado de desarrollo que tenga ese individuo y hay otras formas que serán costosas o negativas para el sujeto y que tenemos que evitar.
El cuerpo humano está diseñado para absorber una gran cantidad de “agresiones” tanto externas como internas. Hábitos sedentarios, la mala alimentación, las posturas incorrectas o los movimientos repetitivos, incluso la contaminación ambiental pueden ser asumidos por el cuerpo si en general el estado de salud física, mental y emocional es bueno. A medida que pasa el tiempo esas capacidades disminuyen y es fácil que poco a poco el organismo se vaya deteriorando si no se cuida en esos tres aspectos de forma que en ocasiones de sobrecarga puntual o mantenida, se provoquen lesiones.
Así, tenemos que una postura no demasiado saludable, unida al esfuerzo de sujeción o apoyo del instrumento sumados a la sobrecarga de movimientos muy repetitivos sobre cadenas musculares concretas es lo que ocasionan en la mayoría de los casos las lesiones de los músicos.
Estas lesiones pueden variar desde molestias inespecíficas en la espalda, hasta inflamaciones de tendones (las famosas tendinitis, síndromes de atrapamiento, periostitis..) pasando por otras alteraciones aparentemente alejadas como dolores de cabeza, mareos o incluso problemas digestivos.
Esas lesiones requieren primero de un trabajo corrector de la postura añadido al tratamiento sobre el tejido concreto.
Otro grupo de alteraciones importante es la distonía focal, que consiste en espasmos musculares involuntarios y una incapacidad de realizar el gesto musical tras un periodo intenso de práctica y prolongado en el tiempo. En esas situaciones se sobrepasa la carga de trabajo que puede realizar el sistema neuro-muscular, dando lugar a un colapso. El procedimiento entonces es de reeducación sensitivo-motriz; volviendo a enseñar al paciente el patrón de movimiento efectivo mediante ejercicios que involucran la toma de conciencia corporal.
Siempre hay una manera correcta de acercarse a un instrumento. Desgraciadamente, ese acercamiento no es simétrico; es la persona la que tiene que adaptarse a la morfología del instrumento, aunque haya ayudas ergonómicas que faciliten eso. Hay que pensar que en algunos casos el diseño y la construcción de los instrumentos se remonta a cientos de años. Poco a poco van saliendo ayudas ergonómicas que facilitan la labor sin perjudicar el gesto musical (bancos específicos como la Silla de Bustamante, o sistemas de sujeción para instrumentos de viento). Pero ser conscientes de cómo se relaciona uno con su instrumento siempre contribuirá a mejorar tanto la salud general como el propio sonido.